Kota Bharu

Posted on junio 8, 2013


La ciudad fantasma.

Hoy es viernes, el domingo musulmán, así que me he encontrado una ciudad vacía. Salvo los coches que cruzan por ella como si quisieran abandonarla no hay nadie por las calles. Todo está cerrado y ni un lugar para poder tomarse un café.

He llegado a este cementerio de un viernes musulmán después de que me recogiera mi lancha, de que me luchara un autobús que no he encontrado y haya podido coger un taxi -en la misma parada de autobuses- por 60Rg desde Kuala Besut. Hay un montón de mini van pero todas van sólo hasta el aeropuerto: señal de que en esta ciudad no se queda ni Alá. La única propuesta que me ofrecían era llevarme hasta el aeropuerto y que desde allí cogiera un taxi a la ciudad. Pero como me ha parecido que no iba a salirme mucho más barato y, en cualquier caso, suponía que todo se iba a retrasar, he optado por la opción taxi.

No ha sido fácil encontrar un hotel porque no había nadie a quien preguntar y ni siquiera sabía muy bien donde estaba. Así que, por fin, he echado mano de mi Lonely y parando a un par de taxistas, que creían que quería montarme, he conseguido que me entendieran y al final me han indicado como llegar al Cristal Lodge. Un hotel con ínfulas de ser medio pero que, una vez más, es de una relación calidad/precio pésima. Maldita Malasia! ¿Existirá un ministerio de turismo? ¿Y a qué se dedicará exactamente? En fin, cosas del sudeste…
Una habitación por algo más de 20 euros, sin ventana y con ciertas deficiencias higiénicas. Por lo pronto, ya me ha saludado la primera cucaracha nada más entrar. A lo mejor solo me estaba haciendo la cama, quien sabe…

Después de una ducha reparadora, porque el sol hoy pega como si te fuera dando collejas, he salido a buscar un sitio donde comer. Tras mucho rebuscar he encontrado uno de esos restaurantes/lonjas locales donde servían curry. No había contado que aquí, en muchos sitios, el curry se sirve sobre una hoja de banano. La primera vez que me lo pusieron, pensé que era un mantel original, hasta que el fulano se acercó y me echo directamente sobre la hoja, el arroz, el curry que quieras, algunos brotes de soja y poco más. Te dejan un cuenco al lado para servirte la salsa del curry que quieras sobre el arroz y a usar los dedos o la cuchara. Todo por unos 6/8 ringits que vienen a ser unos 2 euros.

Kota Bharu es la capital del estado de Kelantan. El estado más al noreste de toda Malasia y que hace frontera con las problemáticas provincias del sur de Tailandia. Es el estado más islámico de todo el país y donde gobierna la rama más radical. Al parecer, en los últimos años, han intentado establecer algunas leyes inspiradas en la Sharia, como separar a hombres y mujeres en las colas, imponer el velo, etc. El resultado, por lo que cuentan y se puede ver, afortunadamente no ha tenido mucho éxito. Los Malasios -supongo que gracias a la mezcla que tienen y a la resistencia pasiva (se la suda todo) de la comunidad china- son musulmanes pero no parecen ver con muy buenos ojos las intenciones de los más fanáticos. Dicho esto, conviene no olvidar que aquí en Kelantan gobiernan porque han ganado las elecciones. Así que, no todo será tan alegre.

Sin mucho que hacer, sin un sitio donde tomarse un café, me he recorrido la ciudad y cuando prácticamente ya me la había acabado, me he quedado en mi cueva/habitación escribiendo y leyendo un poco y he vuelto a asomarme a la calle, al frescor (es un decir) del atardecer. Son las 6 y media pasadas y ahora parece que la ciudad empieza a desperezarse un poco. Hay algunos sitios más abiertos (muy pocos) para los que se animan a salir a cenar. Me he sentado en la terraza de uno de ellos y tras diez minutos de esfuerzos mutuos he conseguido que me sirvan un café. En esta ciudad no se habla mucho inglés y el que se habla es bastante justito.

He intentado averiguar en el hotel, no me fío mucho de lo interpretado de la conversación, cómo cruzar la frontera y llegar a Hat Yai. En principio no parece muy difícil. Coger un taxi (mañana averiguaré si puedo hacerlo en autobús) hasta la frontera y una vez en el lado tailandés buscarse la vida para llegar hasta Hat Yai. El tipo del hotel, que no sé qué me habrá entendido, dice que sólo hay media hora desde la frontera hasta la ciudad de Hat Yai y otra media desde aquí hasta la frontera. No me cuadran mucho los datos. Aunque a lo mejor tiene razón.

Mañana intentaré visitar lo visitable (museos, mercado, etc…) y acercarme a la parada de autobús. Kota Bahru suele ser una ciudad de paso hacia las Perhentian y no se suele quedar mucha gente a dormir. Sólo aquellos que llegan sin tiempo para enlazar con el ferry. Eso la convierte en una ciudad apacible y tranquila. Fuera de los circuitos turísticos. Pero también la hace un poco pesada y aburrida. También puede ser que el asunto del viernes influya en mi percepción. Todo puede ser…

Como curiosidad, me ha llamado la atención el mercado que hay montado en torno al asunto del velo. Hay infinidad de tiendas, enormes, dedicadas exclusivamente a eso. Centenares de modelos de velos. Obviamente, es una parte más de la vestimenta femenina y la coquetería (que no se lo tomen a mal las féminas) no perdona. De hecho, he visto a lo largo del viaje algunos velos preciosos. Auténticas obras de confección y detalle.

Desde las tierras dormidas de Mahoma…
Gora Bihotzak!

Posted in: Kota Bharu, Malasia